miércoles, 28 de marzo de 2012

Natasha Gudermane

 MADEMOISELLES: RETRATO ÍNTIMO DE PARISINAS

Se dice que la fotorafia siempre a desnudado el cuerpo y la mirada como en el famoso cuadro  El origen del mundo (1866) de Gustave Courbet, realizado a partir de una fotografía del cuerpo femenino.

Esta serie tiene una particularidad: es la de mostrar sin tapujos la relación que se establece entre el cuerpo femenino y su lugar de habitación, que generalmente es un lugar bastante reducido como sucede con la mayoría de espacios de vivienda en París. Los cuerpos se amoldan de una manera especial a esos lugares reducidos como si fuesen cajas donde los cuerpos terminan adaptándose. 

Los retratos que realiza la fotógrafa, logran mostrarnos algunas relaciones imposibles donde el cuerpo parece tomar la forma de las cosas, donde el cuerpo se amalgama con los espacios pero guardando su singularidad. Así sucede con el retrato de Juliette, donde ella parece emerger o sumergirse en un canasto; ese elemento doméstico propio de una cierta feminidad, se convierte en el receptáculo del cuerpo desnudo. El color naranja del canasto contrasta equilibradamente  con el fondo azul de un sobre-sábana y el blanco de la piel de Juliette. Esta foto que para nada es simulada, pues Gudermane siempre deja que las “modelos” jueguen con su espacio y sus cosas.

























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